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El compañero Envar El Kadri

por Roberto Baschetti

"Perdimos, no pudimos hacer la revolución. Pero tuvimos, tenemos, tendremos razón en intentarlo. Y ganaremos cada vez que algún joven lea estas líneas y sepa que no todo se compra ni se vende y sienta ganas de querer cambiar el mundo."

"Cacho" El Kadri

"La derrota de un proyecto de país liberado, con justicia social con soberanía política y con independencia económica se va a ir revirtiendo en la medida en que seamos capaces de construir desde nosotros mismos ese mundo solidario, más justo, más fraterno, más igualitario que soñamos y por el cual luchamos."

"Cacho" El Kadri

Hubo un hombre en nuestra patria que acaparó las primeras planas de los diarios a fines de 1968. El motivo lo veremos más adelante. Cordobés de nacimiento, nacido en Río Cuarto un 1° de mayo de 1941. Hijo de inmigrantes libaneses, ex estudiante del liceo militar, abogado laborista. Con la última dictadura militar que asoló a nuestra Nación debió exiliarse en Beirut, Madrid y París. Fue productor cinematográfico de varias películas de Fernando Solanas como así también productor discográfico independiente. Falleció en Tilcara, Jujuy, el 19 de julio de 1998, de un ataque al corazón.

Se llamaba Envar El Kadri. Pero todos le decíamos "Cacho" y rápidamente debo dejar por escrito que fue él, a no dudarlo, mi hermano de lucha, de compromiso, de militancia. Ocupó, con creces en mi vida, el lugar de ese hermano de sangre que nunca tuve. Los jóvenes que lean esta nota deberán saber también que este curtido militante combatió a todas las dictaduras

militares que le tocó padecer (Lonardi, Aramburu, Rojas, Onganía, Levingston, Lanusse, Videla, Viola, Galtieri, Bignone) sabiendo que cada una de ellas era más sanguinaria y represiva que la anterior.

El derrocamiento del gobierno constitucional de Juan D. Perón, en 1955, lo sorprende en su temprana juventud. Dirá: "A partir de 1955, muchos jóvenes de 14 a 17 años nos sentimos inquietos y movilizados y preguntábamos por qué razón estaba proscripto el peronismo. No se podía nombrar a Perón, no se podía tener un retrato, una íolo de Evita, porque un grupo de sublevados toma las armas, el poder y proscribe y anula la Constitución por decreto".

"Cacho" siempre fue peronista, como lo fue la gran mayoría de nuestro pueblo. "Digamos que me formé en un hogar peronista. No de militantes, por el hecho de que mi padre era libanés. Además cuando vinimos a Buenos Aires -vivimos en el barrio de Ciudadela, primero- aprendimos en carne propia cómo era la lucha por la vida, Mi padre salía con las valijas cargadas de cosas de mercería -botones, hilos, agujas- que iba vendiendo hasta que instaló un negocito (...) Tuve la influencia de todo el medio ambiente en el cual me crié. Mis abuelos, mis tíos, todos eran peronistas... y para mí fue una cosa muy natural serlo: éramos los únicos privilegiados en esa época, fui a una colonia de vacaciones, vi una vez pasar a Evita a unos metros de mí".

Y así fue que El Kadri, al igual que millones de compatriotas, se anotó en la epopeya más grande y espectacular de que tenga memoria el pueblo argentino: la Resistencia Peronista.

"Nosotros comenzamos el activismo allá por el 57 en la esquina de Corrientes y Esmeralda. Allí nos juntábamos con gente en forma espontánea a cantar "la marchita" o simplemente silbarla y como en ese momentos estaba vigente el decreto 4.161 que proscribía al peronismo y su simbología, enseguida caía un carro de asalto de la policía y nos hacía circular. Cuando nos resistíamos nos dispersaban a palo limpio. Otras veces poníamos una foto de Perón o una de Evita colgada de un cartelito en el que estaba el número de la calle, y nunca faltaba un 'gorilón', que caía por el lugar y la intentaba sacar. Y, por supuesto, cobraba de lo lindo... Así nos fuimos conociendo con otros compañeros con los que formaríamos la primera Juventud Peronista: los hermanos Rearte, Rulli, el petiso Spina, Felipe Vallese, Tullí Bevilacqua y tantos otros".

Cabe mencionar que también tomaban parte en esta Juventud Peronista algunas chicas, verdaderas pioneras en la lucha por la liberación nacional y social de nuestra patria: "Estaban Bechi, Aída, Clarisa, Inés Sosa Molina que era hija del general peronista. Y cuando te hablo de ella me acuerdo que yo le daba mis anteojos cuando nos peleábamos en Corrientes y Esmeralda, para que me los guardara, y resulta que al final ella también se metía a repartir carterazos a troche y moche...".

La dictadura de Rojas y Aramburu no puede mantenerse en el poder y llama a elecciones con el peronismo siempre proscripto. Un acuerdo entre Perón y Frondizi da los votos peronistas a este último, quien asume la primera" > magistratura. Una vez en el gobierno, Frondizi comienza a hacer exactamente todo lo contrario a lo prometido en la campaña electoral y a lo firmado en el pacto con el líder exiliado. El pueblo en su conjunto, entonces, retoma la lucha. Frondizi tratará de "integrar" el peronismo al sistema,: volviéndolo dócil e inocuo en base a prebendas, concesiones y sobornos. Tratará de lograr lo que no pudo la violencia bruta y descarnada de sus antecesores en el cargo.

El presidente Frondizi a principios de 1959 ordena la privatización del Frigorífico Lisandro de la Torre. Los trabajadores disponen una huelga general revolucionaria que dura tres días y pone en vilo al país. Mi amigo Cacho participa de los acontecimientos: "Sebastián Borro y sus compañeros habían tomado el frigorífico y se habían atrincherado adentro. Después vinieron tropas del ejército, de la gendarmería, tanques y todo eso, rompieron las barreras, entraron y apalearon a todo el mundo y los metieron a todos presos. Nosotros, en esas pequeñas escaramuzas que hacíamos, rompíamos todos los faroles, por ejemplo de la zona de Mataderos, para que quedara el barrio a oscuras. El grupo nuestro, que era de la Juventud Peronista, desarmó a un policía. Y el policía vino como veinte cuadras corriendo atrás nuestro gritando que le devolviéramos la pistola 'porque sino se la iban a hacer pagar'. Y al final los muchachos se apiadaron y se la devolvieron. Hoy parece una cosa insólita, pero nosotros decíamos 'Bueno, es un trabajador'; 'La policía es peronista...', 'Son como nosotros...', es decir, habió un profundo respeto por la vida y la integridad física de los demás". (página 2)

Frondizi cae en 1962 víctima de sus propias contradicciones. Luego de un interregno del Dr. Guido -elegido a dedo por los jefes de las tres armas y nadie más- llega a la presidencia el radicalismo, a través del gobierno del Dr. Arturo Illia, con solamente el 23% de los votos emitidos y el peronismo nuevamente proscripto. Un gobierno de naturaleza tan raquítica no podía perdurar mucho y en 1966 es interrumpido por otro golpe militar que impone como presidente de facto al general Juan Carlos Onganía. Un dictador cursillista y ultramontano, con ínfulas de emperador, que por ejemplo, inauguraba las actividades de la aristocrática < Sociedad Rural de Palermo apoltronado en , , una carroza tirada por cuatro caballos.

En 1968 surgen bajo la dirección de,"Cacho" El Kadri, las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Él nos aclara que: "Cuando nos cansamos de que los distintos dirigentes del peronismo de ese tiempo nos intentaran utilizar o condicionar en función de apoyos superficiales que nos otorgaban, cuando nos dimos cuenta que estaban cerradas todas las puertas de la legalidad, decidimos hacer las cosas 'a nuestra manera' y creamos las Fuerzas Armadas Peronistas. Nuestro objetivo principal era el de desarrollar la lucha 'por el retorno de Perón a la patria y al poder'. Un grupo compuesto por compañeros que provenían de varias provincias se instaló en Taco Ralo, Tucumán. Pero el intento fue abortado y fuimos detenidos 14 compañeros, entre ellos una mujer". El rostro de "Cacho", desaliñado, barbudo y con gruesos anteojos que le daban un aspecto de intelectual comprometido con el cambio revolucionario, ganó las primeras páginas de todos los diarios del país. "Extremista", "subversivo", "agente castro-comunista", "guerrillero marxista", fueron algunas de las definiciones que acompañaron su foto y su figura demacrada. Pero ese error de caracterización ideológica sería rápidamente disipado.

Busco en mis archivos y encuentro el primer comunicado de las FAP dado a conocer a su pueblo en noviembre de 1968. Es una verdadera declaración de principios. Del mismo recupero:

"Pertenecemos a la nueva generación peronista nacida a la lucha, en medio del estruendo de las bombas asesinas del 16 de junio de 1955 en Plaza de Mayo y los fusilamientos del 9 de junio de 1956 del General Valle y sus valientes compañeros. Nuestra juventud se lanzó a la lucha por la reconquista de la 'felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación' y muchos de nuestros compañeros Felipe Vallese, Mario Bevilacqua, Marcial Martínez, Santiago Pampillón y muchos más- pagaron con su vida la lealtad de nuestra generación a la Causa del Pueblo. En medio de este ambiente de violencia -fusilamientos, represión Conintes, leyes de emergencia, asesinatos, proscripción sistemática de la mayoría, etc.- elegido por la oligarquía como única forma de mantener sus injustos y anacrónicos privilegios, vimos a las fuerzas armadas convertirse en guardia pretoriana del sistema, defensora de la dependencia y pérdida de nuestra soberanía, así como en sistemáticos burladores de la voluntad popular, aún cuando ella se expresaba condicionada a las mismas reglas arbitrarias por ellos establecidas (...) Ante este estado de cosas y convencidos de la necesidad de lograr la Independencia Económica, la Soberanía Política y la Justicia Social en nuestra Patria, así como de la imposibilidad de hacerlo por otro medio que no fuera el de la lucha armada, grupos de jóvenes peronistas (FAP), al igual que nuestras montoneras gauchas y los descamisados que hicieron posible el 17 de octubre de 1945, decidimos iniciar la guerra revolucionaria como forma de señalarle al pueblo el auténtico camino hacia su propia liberación, porque como dijera nuestro Conductor: 'Al pueblo sólo lo salvará el pueblo' y como forma de disputarle al régimen el poder político en el único lenguaje que él entiende: el de la fuerza, cumpliendo así con el precepto constitucional de armarse en defensa de la Patria".

Este manifiesto, del cual El Kadri tomó activa parte en su constitución y redacción, fue ocultado por el régimen. La heroica decisión de estos jóvenes pareció en aquellos momentos sumergirse en el olvido, sin pena ni gloria. (página 3)

Craso error. Seis meses más tarde estallaba "el Cordobazo". Y de ahí en más comenzó la cuenta regresiva para el régimen. El 17 de noviembre de 1972, Perón regresaba a la Argentina. En marzo de 1973 hubo elecciones y triunfó el peronismo. El mismo Perón fue elegido presidente por medio del voto en octubre de ese mismo año. Evidentemente la lucha que allá por 1957 comenzaron "Cacho" y sus compañeros no fue en vano.

El resto es parte de una historia más reciente y compleja, imposible de desmenuzar en la brevedad de este artículo. :

Cierta vez le preguntaron a Él Kadri si podía hacer un balance de la historia reciente y de su participación en ella. Contestó con una frase antológica digna de ser exhibida, cada vez que sea necesario, a las nuevas generaciones de argentinos: "Perdimos, no pudimos hacer la revolución. Pero tuvimos, tenemos, tendremos razón en intentarlo. Y ganaremos cada vez que algún joven lea estas líneas y sepa que no todo se compra ni se vende y sienta ganas de querer cambiar el mundo".

Así pasó "Cacho" por este mundo: leal, combativo, transparente, solidario, contestatario, noble, valiente, sanguíneo. Siempre puso sus conocimientos e inteligencia al servicio de las causas populares y dentro de éstas encontró en el peronismo la razón de su vida... Permítaseme honrarlo con este escrito, en homenaje a su memoria.

El autor es sociólogo e investigador. Publicó la serie "Documentos de la Resistencia Peronista", entre otras obras.

Este escrito fue extraído de la revista “Movimiento” N° 1 del año 2006 que publica el Instituto Juan Peron



Opinión del cineasta Miguel Pereira

Conocí a Envar El Kadri en un festival de cine en Washington, el Festival de las Américas. Yo andaba con La deuda interna a cuestas y él, como productor, con Sur de Pino Solanas. Obviamente yo había escuchado hablar mucho de él pero no nos habíamos conocido hasta ese momento, así que por esas cosas de la vida nuestro acercamiento fue a través del cine. Pronto descubrí que era una persona con un gran carisma, muy afable y muy buen conversador, de modo que enseguida sentimos una simpatía mutua y empezamos a hacernos amigos. Lo gracioso del caso es que en realidad nos seguíamos encontrando en festivales de cine, hasta que después de un tiempo largo de no vernos, dos años atrás, nos reencontramos: por supuesto, en el marco de otro festival, esta vez el de Mar del Plata.

A mí me había surgido el germen de la idea de hacer algo con él, con su figura, y en ese reencuentro volví a tener ese deseo. Pocos meses después fui convocado por Fernando Sokolowicz -quien, desde su productora El Aleph, estaba trabajando en el film de Juan Carlos Desanzo sobre el Che Guevara- porque, paralelamente, querían hacer un documental que de alguna manera iba a complementar la película de ficción. Era el momento de hacer algo con Cacho El Kadri. Se avecinaba la catarata de películas y libros sobre el Che Guevara, por los 30 años de su asesinato, así que propuse hacer algo diferente: una película para lo que no se utilizara material de archivo. El Che, al fin y al cabo, debe ser uno de los personajes más fotografiados del mundo, vivo y muerto. Mi idea fue hacer algo donde su figura fuera omnipresente, pero que al mismo tiempo no lo viéramos nunca. Se trataba sobre todo de buscar transmitir a una generación joven un interrogante: ¿qué había convertido a Ernesto Guevara en el Che?

Entiendo que aquello que lo convirtió en el Che fueron sus viajes por América, sobre todo el último, el gran periplo por América que hizo en 1954 y concluyó en México, donde conoció a Fidel Castro y finalmente se embarcó hacia Cuba. Sentí que este proyecto era una buena oportunidad para volver a recorrer el camino hecho por Guevara cuarenta años más tarde. ¿Qué había sido de América latina en ese tiempo? ¿Conservaba vigencia el momento histórico que le tocó vivir? ¿Cuáles fueron los cambios?

El viaje tenían que hacerlo dos personajes, para que fueran el hilo conductor de la historia, y además tenían que ser dos personajes muy disímiles. Cacho El Kadri iba a ser el representante de una generación muy comprometida políticamente (él había estado en Taco Ralo, la primera experiencia de la guerrilla foquista en el país). Decidí juntarlo con Gerardo Klein, que tiene 25 años, trabaja en el mundo de los medios audiovisuales y es, quizás, representante de una generación más apolítica, más MTV, que puede sentir un interés por la figura del Che pero que no tuvo oportunidad de conocerlo más a fondo.

Estos dos personajes deciden hacer el mismo periplo de Guevara en 1954. Se dieron entonces varios planos: uno documental, que consistió en ir recorriendo los distintos países latinoamericanos por los que viajó el Che. Otro plano fue la experiencia espontánea que se iba dando entre estas dos personas de pensamientos y temperamentos diferentes: la de un joven inquieto y la de una imagen más paternal, porque Cacho era como un tío que le va narrando la historia a un hijo o un sobrino. Otro plano que se dio en la práctica fue verificar cómo se iba desprendiendo el pensamiento del Che del pensamiento de Cacho.

La estructura del guión estaba determinada por el viaje original del Che: en teoría debía iniciarse en Retiro, con un tren que partía hacia Jujuy y de ahí seguía hacia La Paz. Pero el tren que va de Buenos Aires a Jujuy ya no existe, así que los “personajes” tuvieron que volar en avión hasta San Salvador de Jujuy, y después cruzar de La Quiaca a Villazón, allí tomar un tren hasta Oruro y de allí hasta La Paz.

El hecho de haber realizado este viaje nos confrontó a las circunstancias políticas y sociales de un momento muy especial para América latina. En 1954, al Che le tocó entrar de lleno en situaciones límites: vivió los últimos coletazos de la revolución nacional del MNR en Bolivia; asistió a la invasión orquestada por Estados Unidos a Guatemala, al nacimiento de movimientos nacionales muy fuertes contra el neocolonialismo. Otro rasgo que buscamos rescatar fue que Guevara era bastante conocedor y muy afecto a la arqueología. Y había puesto especial énfasis en visitar las antiguas culturas precolombinas, inclusive estuvo varias veces en Machu Picchu (pienso que ese contacto con las antiguas culturas del continente lo fueron volviendo más profundamente americano: le dieron un sentido de pertenencia muy fuerte, y en parte se convirtieron en su escuela ideológica).

En un principio lamenté no haber podido estrenar esta película en el foco de interés hacia el Che Guevara que se dio el año pasado, pero hoy pienso que tal vez es mejor, que el tiempo ha decantado esas ansias provocadas por la “Chemanía” y que aquel que tenga un interés genuino podrá acercarse a ver este documental sin condicionamientos. Y la muerte de Cacho -que tuvo lugar en mi tierra, en Tilcara- le da otra dimensión a la película, porque el film también se transforma en un documento del pensamiento de Envar El Kadri. Con otras formas, con otros métodos, Cacho representaba para mí una suerte de Che Guevara: coherente, fiel a su utopía y a sus valores.

Che... Ernesto, el excelente documental dirigido por Miguel Pereira, protagonizado por Envar El Kadri y Gerardo Klein, se estrena por fin este jueves 1° de octubre de 1998 en el Complejo Tita Merello (Suipacha 442) y, aún a confirmar, también en la sala del cine Cosmos (Corrientes 2046).

Publicado en "Página 12" el 27 de septiembre de 1998.

 

Artículo publicado en Tintas del Sur nº 4, revista de la agrupación Galpón Sur, integrante de la COPA que se puede ver aqui

“Rebeldía ante la injusticia”
Escrito por Javier Torres Molina
Envar "Cacho" El Kadri (1941-1998) fue uno de los símbolos de la militancia popular desde antes de los 60. Fundador de la Juventud Peronista, participó activamente de lo que se conoció como la Resistencia Peronista, siendo uno de los primeros en llevar a cabo la lucha armada en nuestro país. Nació en Río Cuarto un 1º de mayo de 1941. Tuvo su infancia feliz durante los gobiernos de Perón, y al poco tiempo de ser éste derrocado por la Revolución Libertadora comenzó su militancia. Los bombardeos a la Plaza de Mayo, los fusilamientos de José León Suárez y la proscripción del peronismo fueron acontecimientos que lo marcaron a fuego.

Apenas salido de la adolescencia, junto a un puñado de compañeros fundó la Juventud Peronista. Al principio, las acciones que llevaban a cabo consistían en juntarse en la calle Florida y colgar algún retrato de Perón y de Evita, y desafiando al decreto-ley 4161 que prohibía a ambos nombrarlos en público gritaban consignas en su favor y cantaban la marcha peronista.

Más adelante se organizaron en todo el país en el Movimiento de la Juventud Peronista, que luego originaría a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), intentando en 1968 realizar un foco guerrillero en Tucumán, que no se pudo concretar al ser descubiertos por el ejército siendo encarcelados.

Fue preso político entre los años 60-63, 68-73 y exiliado a partir del 75 en Francia, desde donde denunció internacionalmente los crímenes de la dictadura militar. Con el retorno de la democracia se dedicó a temas culturales, adoptando como oficios la producción cinematográfica y la dirección de un sello discográfico, pero siempre intentando aportar a la reconstrucción del movimiento nacional y popular.
Sus obsesiones fueron el recuerdo de los compañeros caídos y la voluntad de configurar la memoria histórica de nuestro pueblo, en ese sentido su aporte a través de charlas y encuentros (sobre todo con los jóvenes), sea en barrios, universidades o actos en todo el país, fue invalorable.

No se calzaba el traje de militante para hablar en un acto o tener una discusión política, la militancia de Cacho era la vida misma. Siempre decía que para luchar no se necesitaba "leer algún manual" ni que la revolución se hacía "con escuadras o tiralíneas", sabía que bastaba identificarse con la lucha del pueblo y que sólo "hay que sentir como propia cualquier injusticia que se cometa contra cualquiera en cualquier parte del mundo", haciendo suya con total autoridad la frase del Che Guevara.
No dividía a las personas de acuerdo a su carácter ideológico o partidario: "Las personas se dividen en buenas o malas personas", con humildad y con todas esas premisas buscó hasta el final "cavar la propia trinchera donde luchar".

Como muestra del significado que tiene para el movimiento popular, hay que decir que al día siguiente de su muerte en paredones de Buenos Aires, al lado de consignas partidarias, se podía leer:
"Aguante Cacho El Kadri", que en Rosario se constituyó el Centro de Estudios para la Transformación Social "Envar El Kadri", compañeros suyos de capital se agruparon bajo su nombre, en la plaza del barrio de toda su vida una plaqueta lo recuerda, y algunas zonas del conurbano la corriente de desocupados Envar El Kadri lo homenajea cotidianamente entre piquetes y cortes de ruta.
Su nombre ya es bandera.
El 19 de julio del 98 ese corazón grande que tenía le dijo basta, tenía 57 años cargados de lucha, solidaridad y ternura. Al día siguiente cientos de familiares y compañeros lo lloraron y despidieron; era el día del amigo. Sus restos descansan en el cementerio islámico con tierra que él mismo había traído del Líbano, el lugar de sus antepasados.
Su memoria está siempre Presente